Ya saben ustedes que una de mis habituales protestas en esta página es la de denunciar las exageraciones medioambientales de los grupos ecologistas y también las tronadas alarmistas al respecto en los titulares de las noticias que dan eco a dichas declaraciones.
Entre otras, las que pretenden darnos grandes sustos, por ejemplo, sobre el cambio climático o el aumento de los océanos. Cuando, desde que el mundo es mundo, el clima ha estado cambiando continuamente, con prolongadas sequías y glaciaciones, y el nivel del mar ha ido creciendo o disminuyendo también a lo largo de los años. Exageraciones que los ecologistas anuncian en estado de levitación como profetas salvadores. Y que no dejan de ser, lo que son, paparruchadas de ignorantes.
Pues bien, ahora, precisamente ahora, que los observatorios astronómicos y los grandes institutos científicos del mundo se han conjuntado para advertirnos que dentro de dos años gigantescas llamaradas solares podrán causar graves perturbaciones en el campo magnético de nuestro planeta, ocasionando enormes estragos como desactivar gran parte de la red eléctrica mundial, las comunicaciones y los ordenadores y casi todos los satélites, paralizar aviones, barcos y trenes, y producir otros grandes estropicios en cadena, ahora, nuestros catastrofistas están más callados que los muertos.
¿Ustedes les han oído decir algo sobre este asunto? Yo, no. El GOB tiene otras preocupaciones. Ha mantenido una reunión urgente con el Govern para que este establezca cuotas para la llegada de turistas y de barcos, grandes cruceros turísticos, chárter náutico y barcos privados de otras comunidades. Y aún más, para que se restrinja el acceso de turistas y embarcaciones a la mayoría de las calas de Baleares.
Así que, les transmito mis dudas a ustedes. No sé si será peor para nosotros la anunciada tormenta solar o la tormenta de restricciones que le ha pedido el GOB al Govern, habida cuenta la mansedumbre que siempre han tenido a esta organización ecologista nuestros políticos socialistas y nacionalistas. Para mí todo un problemón. O no. Todavía no estoy seguro. Porque la tormenta solar apagará los gps, las radios, los teléfonos y demás electrónica de a bordo, aunque los barcos seguirán saliendo al mar, navegarán como lo hacían en el pasado. Pero lo que nos quieren imponer ya es otra cuestión.
Implica que los ecologistas quieren prohibirnos que fondeemos donde queremos fondear, implica que no podamos disfrutar de libertad y de nuestro mar, amén de que también supone cargarse al sector náutico balear. Y fíjense, que no hablo ya de que muchos de nosotros no queremos prohibir que los turistas vengan a las islas y menos prohibírselo a los turistas náuticos.
¿Se imaginan ustedes que los catalanes o andaluces nos prohibieran visitar sus costas y sus playas? ¿Les sentaría bien?
Vamos a ver. No es que aquí en las Islas Baleares vivamos de espaldas al mar. Es que ahora unos cuantos cretinos (y es el calificativo más suave que les puedo dar) tienen la brillante idea de que nuestro mar no tiene por qué tener tantos barcos y nuestras calas tanto turistas en sus playas. ¿De qué creen los del GOB que viven los habitantes de las islas? ¿Acaso, de que los turistas vayan a ver pájaros a la Albufera? ¿No estábamos de acuerdo de que queríamos turistas con alto poder adquisitivo? ¿Tienen idea los del GOB las millonadas de euros que dejan en las islas los turistas náuticos?
Y por último, vamos a ver. ¿Tienen idea los del GOB de que a sus vecinos también les gusta navegar? Pues, parece que no. Si no, seguro, no se atreverían a impedir que cualquier hijo de vecino le guste hacerlo e irse a fondear y bañarse cerca de una playa. Así que, señores y señoras del GOB, con todo mi respeto, déjennos vivir en paz. Déjennos navegar y disfrutar del mar.